miércoles, 8 de noviembre de 2017

RADIO COMUNITARIA Y LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA

RESUMEN:
La radio comunitaria se establece como una vía de ejercicio y  espacio para la construcción de ciudadanía, privilegiando de voz a quienes normalmente no acceden a los medios masivos y comerciales; es decir democratizando la palabra. Asimismo nos acerca a la libertad de expresión, a la  justicia y a los derechos de todos los hombres, mujeres y niños. Entendida de esta manera la radio comunitaria impulsa la participación de los ciudadanos e intenta comprender y construir a partir de lo colectivo, logrando convencer que el verdadero héroe no es una sola persona, sino la unión de esfuerzos y la cooperación mutua. En el presente artículo precisamente centraremos la información en el estudio de las radios comunitarias involucradas a través de la comunicación en las experiencias, en el conocimiento de audiencias y en su relación con el ejercicio de libertad de expresión, democracia, participación, responsabilidad social  y desarrollo.

PALABRAS CLAVE: comunicación, democracia, participación, ciudadanía, radio comunitaria, libertad de expresión, desarrollo.



Actualmente estudiar las experiencias de radios comunitarias, implica no solo comprender que son modos de expresión y comunicación ciudadana, sino que la comunicación involucra procesos de interacción en una dimensión central y constitutiva de las actividades de la sociedad, es decir la vida cotidiana, las dinámicas sociales, culturales, las sensibilidades y las identidades colectivas. Cuando hablamos de ciudadanía desde el punto de vista comunicacional, estamos estableciendo la participación activa en la conformación de la sociedad por medio del debate y las decisiones públicas, es decir los ciudadanos deben incorporarse a la vigilancia y al diseño de las instituciones públicas, creando vínculos, participando y conversando. Por ende la comunicación se constituye entonces como un eje fundamental para las relaciones humanas, la participación ciudadana y la construcción de la democracia. Podría sonar ambicioso pretender construir ciudadanía utilizando solamente la radio, sin embargo este medio conserva su condición de actor social principal y central ligado al surgimiento de los movimientos sociales populares y se ha mostrado capaz de articular diferentes intereses populares y de servir como medio de expresión de demandas o necesidades sociales. “La radio da palabra a las personas y además la airea hasta convertirla en opinión pública.”(Merayo, 2009)

Muchos de ustedes se preguntaran por qué relacionamos la radio comunitaria con la construcción de la ciudadanía, pues bien, esta se constituye con un perfil y objetivos específicos mostrando de esta manera la diversidad y la riqueza encontrada en los diferentes sectores y movimientos sociales, cuyo objetivo es buscar y defender la legalidad de la democracia y mantener las tribunas abiertas para debatir los asuntos públicos que a la sociedad le son propios. Por consiguiente podemos precisar que los sellos fundamentales de este tipo de radio son el servicio público sin fines de lucro y la construcción ciudadana propiamente dicha. . Además, construir ciudadanía es favorecer la participación activa de la gente en la edificación y transformación de la sociedad en la que viven conforme a sus necesidades e intereses. Lo anterior implica la conducción a un entorno democrático favorable en el cual las personas, tanto individual como colectivamente, puedan ampliar y desarrollar sus capacidades. De este modo, se amplían sus opciones y oportunidades para acceder a mejores condiciones de vida, donde ellos son los principales protagonistas y beneficiarios.


El interés de la ciudadanía para impulsar espacios propios para opinar y expresar sus ideas habla de un avance democrático en los países que tienen la iniciativa de propiciar las radios comunitarias, además de un entendimiento acerca de la importancia del desarrollo integral, equitativo y justo, y de la promoción de una cultura política de respeto y tolerancia, donde la sociedad participa, opina y genera propuestas interesantes corresponsables.
Además estas radios populares, alternativas, ciudadanas y participativas, como también se le conoce a las radios comunitarias están orientadas a difundir programas de interés social para los diferentes sectores de la comunidad vinculada a la realidad local, no tiene fines lucrativos, contribuye a ampliar la ciudadanía, a democratizar la información, a mejorar la educación informal y el nivel cultural de los receptores sobre temas directamente relacionados con sus vidas.

El consumo mediático se nos plantea como un interesante camino que nos puede llevar al mejor conocimiento de las audiencias y, a partir de ahí, al diseño de políticas y estrategias comunicacionales que respondan a las necesidades y expectativas de los públicos, pero también a la misión que perseguimos como institución comunicativa.
Ahora bien para que esta construcción se realice de una forma efectiva uno de los aspectos que no debemos dejar de mencionar es el estudio de las audiencias, el conocimiento y el reconocimiento de las mismas; para la elaboración de buenos contenidos y programas. Las diversas formas de participación de los oyentes se encaminan de acuerdo con los radialistas y reporteros populares a alimentar y mejorar la producción y la programación de las emisoras y a elaborar programas según las necesidades de los oyentes. Con su participación los receptores también dan a conocer libre y espontáneamente noticias y opiniones de hechos sobre la vida real de diversos sectores de la población. Todos estos factores dan mayor credibilidad a las radios populares frente a sus destinatarios. De este modo, no sólo debemos considerar la audiencia como el punto de partida y de llegada de nuestro trabajo comunicacional, sino que es crucial tomar en cuenta que está integrada por ciudadanos, con Derechos Humanos que exigir y responsabilidades que cumplir. Una ciudadanía comunicativa que se forma y desarrolla a partir de la apropiación y uso de los discursos de los medios, en este caso de la radio comunitaria.

Y es que para hacer radio comunitaria, no solamente necesitas de buenas intenciones, indudablemente es un buen principio, pero no basta; principalmente porque vivimos en un país donde prima la corrupción y las posibilidades de que estas radios consigan una frecuencia es mínima por no decir, imposible. Afortunadamente existen otros organismos que si apuestan y contribuyen por una mejora de la sociedad y asumen el compromiso de contribuir con el desarrollo, defendiendo los Derechos Humanos y protegiendo la diversidad cultural.




CONCLUSIÓN: 
Finalmente, para los comunicadores de hoy es un gran reto iniciar y mantener un proyecto de radio comunitaria, pero no podemos resignarnos a escuchar siempre de lo mismo, contenidos y programas paupérrimos en donde la miseria y la ignorancia nos consume, basta de poner excusas para contribuir con el desarrollo,  el cambio se genera en nosotros mismos, y como comunicadores tenemos que asumir el compromiso y la responsabilidad social con nuestro país, siendo generadores de opinión, fomentando los procesos de participación ciudadana, cooperando para la construcción de la misma manteniendo y estimulando la cultura política de que todos los seres humanos son libres e iguales ante la ley, y tienen que llevar a la práctica de forma cabal y comprometida los mismos derechos y obligaciones, sin distinciones de raza, sexo, nivel socioeconómico, creencia religiosa, ni ninguna otra. Los derechos de cada persona están limitados únicamente por los derechos de los demás y por las justas exigencias del bien común. Asumamos el reto.

VIDEOS:








AUDIO:



REFERENCIAS:


-Merayo, A. (2009), La radio en Iberoamérica evolución, diagnóstico y prospectiva, Sevilla. Comunicación social. Recuperado de: https://books.google.com.pe/books?id=nqThvNpb2YoC&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false


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GLOBALIZACIÓN, MEDIOS Y CULTURA


RESUMEN:
Una nueva era nos engloba, y ésta es en definitiva la era del acceso junto a las nuevas tecnologías de información y comunicación que trae consigo la globalización. El constante cambio en que vivimos,  hace una invitación a todos los profesionales de la comunicación a inmiscuirse y conocer de estas nuevas alternativas ya que de estos procesos se crean espacios estratégicos para la emergencia de sujetos sociales e identidades culturales nuevas, esto implica también pasar de una diversidad cultural a una comunicación entre culturas (interculturalidad). Este artículo presenta como los medios son y cómo deben funcionar para contribuir al desarrollo de los ciudadanos en nuestro país conociendo esencialmente su cultura.

PALABRAS CLAVE: comunicación, cultura, desarrollo, medios, interculturalidad, globalización, concentración de medios.

Hoy por hoy, globalización significa depender unos de otros, y esta red de interdependencias requiere múltiples interacciones. “La interacción, una actitud que puede construirse colectiva o individualmente. Es ahí donde se instala lo intercultural”. (De Fontcuberta, 2011).
Fuente


La
interculturalidad se encuentra ligada a dos conceptos unidos indisolublemente: la identidad y la alteridad. No puede existir el uno sin el otro. La identidad expresa la pertenencia de una persona a una colectividad histórico-cultural común con toda la carga simbólica que ambos conceptos contienen. Esa colectividad puede coincidir con el espacio geográfico, pero también puede trascenderlo, incluso rebasar las fronteras de una región o un país.

Hasta hace poco, decir identidad era hablar de raíces, de raigambre, de territorio y de memoria. Pero hoy significa también hablar de redes, de flujos, de migraciones y movilidades. Para comprender la cuestión de identidad es importante percibir su carácter concéntrico. Es entonces conveniente tener en mente algunas de las fuentes que nutren el sentido de la identidad, tales como raza, sexo, edad, lenguaje, cultura, clase, profesión, prestigio o creencias religiosas y políticas. La persona puede sentir una afiliación a cada uno de estos grupos.

Por otra parte la alteridad implica tener conciencia de la existencia del otro y, sobre todo, conocerlo. Sabemos que esa construcción de las imágenes del otro hoy se realiza en gran medida a través de los medios de comunicación, a partir de la difusión de las distintas identidades culturales acerca de las que informan. Por ello deberían ser un espacio no solo de encuentro de dichas identidades sino de un proceso de reconocimiento que hiciese posible la interculturalidad. Es decir, un espacio donde las diferentes culturas pudiesen identificarse, reconocerse, aceptarse y establecer relaciones. Pero la realidad es diferente.

El proceso de globalización es un fenómeno social total que para existir debe localizarse y enraizarse en las prácticas  cotidianas de las personas, por ello tiene que estar ligada a la cultura  y esta es considerada como el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras,los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias" (UNESCO, 2002)


Nos guste o no, actualmente vivimos en un constante cambio social, político, económico, tecnológico, cultural, y por qué no decirlo comunicacional. Hoy en día las formas de interacción y mediación social a través de Internet llevan a considerar los conceptos de comunicación y de diversidad cultural e intercultural como oportunidad para transformar las practicas comunicativas ya que las plataformas digitales te abren escenarios y generan espacios  en el que puedes profundizar nuevas temáticas, crear estrategias de participación, establecer ciudadanías activas y,  más,  ya que el sistema te ofrece un carácter democrático y participativo (libertad de expresión).


 Ahora bien  los medios de comunicación y las tecnologías de información se convierten en productores y vehículos de la mundialización de imaginarios vinculados a músicas e imágenes que representan estilos y valores desterritorializados que favorecen de una u otra manera al bagaje cultural de cada individuo, y todo ello depende también del uso que se le da a la tecnología ya que la red está abarrotada de información positiva y negativa, y es aquí donde podemos hacer hincapié en la frase de que no todo lo abundante es sinónimo de calidad.
Y es que la globalización cultural parte desde los medios, porque queramos o no estos influyen en nuestra forma de vida, moldean nuestros gustos y tendencias, construyen las agendas de los temas que discutimos a diario y hasta han llegado a cambiar la forma de gobernar y hacer política. En este ámbito de la relación entre cultura y medios de comunicación, el lugar de la cultura en la sociedad cambia cuando la mediación tecnológica de la comunicación deja de ser instrumental para convertirse en estructural. En efecto, la tecnología se remitiría hoy no a la novedad de algunos aparatos, sino a nuevos modos de percepción, lenguaje y nuevas sensibilidades. Lo que realmente introduce la revolución tecnológica en la sociedad no es tanto una gran cantidad de nuevas maquinarias, sino nuevos modos de relación entre los procesos simbólicos que constituyen lo cultural, y las formas de su producción y distribución, y por lo tanto, la consecuente permeabilidad de las fronteras nacionales de la cultura. 

Todo lo que hemos leído hasta el momento puede sonar fantástico e idealista, ya que nuestra realidad, como lo mencioné en uno de los párrafos anteriores, es otra. Si bien es cierto la globalización, la cultura y la interculturalidad conforman un gran desafío para los medios, estos no están totalmente comprometidos con el rol que representan en la sociedad y el gran poder influyente que generan estos en el día a día de la población, puesto que la mayoría de ellos está ligado a poderes políticos que velan por sus intereses, o están confabulados en contra de los Gobiernos, se deslizan hacia la publicidad y en vez de cooperar en la búsqueda de soluciones ante los diferentes problemas que aquejan a nuestro país se ensañan en profundizar nuestras diferencias. De seguir esto así,  poco a poco el sentido de los medios de estar al servicio de la sociedad quedará nulo.

Es más  ahora con “las nuevas tecnologías electrónicas se facilita el intercambio de las distintas disciplinas y escuelas de pensamiento, pero cada vez más restringen a la gran masa de individuos que no tiene acceso a estos medios. Los grandes capitales multinacionales controlan el desarrollo y la difusión de las expresiones artísticas y culturales. Estos selectos grupos determinan la producción y la distribución de la información;deciden quienes son merecedores de alimentar su espíritu e intelecto y quiénes no”. (Volpe, 2004) La tecnología es una herramienta de gran utilidad pero lamentablemente no todos tienen acceso a ella, estamos en pro de la inclusión sin embargo, las élites selectas son los que tienen la oportunidad de tener este tipo de beneficios mientras que el pueblo queda aislado. Por otro lado cuan diferente sería si cada uno pudiera ser libre de decidir que parte de aquella gran masa heterogénea elegir sin restricciones, respetando de esta manera la igualdad de condiciones.

“Mientras más fuentes de información existen mayor es la capacidad de elección de los ciudadanos” (Alcalá, 2013, p. 65). Con lo anterior mencionado nos aproximamos a una definición que no está ajena a la realidad, estamos hablando de un escenario donde la pluralidad informativa no es un requisito, sino una consecuencia de entender que la diversidad de voces y puntos de vista es lo más óptimo en una sociedad moderna. Los medios son complejos, es cierto, y con esta nueva era existe el riesgo de una concentración cada vez mayor, ya que la globalización en redes podrá permitir la multiplicidad de frecuencias pero esto no garantiza diversidad. En países latinoamericanos la regulación es frágil,los Estados de por sí se han debilitado, y a ello se suma la gran inversión que se requiere para llegar a públicos masivos, lo que dificulta aún más contrarrestar esta concentración de poder mediático. Para que este tridente funcione correctamente: libertad de expresión, democracia y medios de comunicación, indudablemente hay mucho por hacer. 

CONCLUSIÓN:
Por todo lo expuesto, nosotros como comunicadores tenemos un gran reto en esta sociedad, ¿realmente seremos valientes para asumir esta gran responsabilidad? , no seamos más del montón, actuemos de una vez y que no solo quede en palabras, trabajemos promoviendo la cultura, desarrollando la educación, reconociendo nuestra identidad, defendiendo los derechos humanos, con igualdad, respeto, tolerancia, pluralismo, cooperación, corresponsabilidad social y atención a la diversidad, para contribuir con el desarrollo y la integración de nuestro país. Esta vez sí seamos el cambio que queremos ver en el mundo.  Lo que hace a un nuevo comunicador es precisamente esa mezcla, difícil de obtener en una sola persona, el conocimiento de los temas de desarrollo, la experiencia directa de trabajo en las comunidades, la sensibilidad para abordar la interculturalidad, y el conocimiento de los medios y la tecnología de la comunicación. Al equilibrar todos esos elementos, el nuevo comunicador puede concebir e implementar estrategias de comunicación para el cambio social.

VIDEO 1:






















AUDIO:



REFERENCIAS:

-Volpe, F. (2004). Comunicación y cultura en el siglo XXI o La era del acceso. Pensar Iberoamérica: Revista de Cultura. Recuperado de: http://red.pucp.edu.pe/ridei/libros/comunicacion-y-cultura-en-el-siglo-xxi-o-la-era-del-acceso/

-UNESCO. (2002) .Declaración Universal sobre Diversidad Cultural. Una visión, una plataforma conceptual, un semillero de ideas, un paradigma nuevo. Recuperado de: http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001271/127162s.pdf

-De Fontcuberta, M. (2011). Introducción Interculturalidad: el gran desafío de los medios. Recuperado de: http://www.cuadernos.info/index.php/CDI/article/viewFile/242/235



-Huamán, F. (2014).Debate sobre la concentración de medios en el Perú. Recuperado de: http://congreso.pucp.edu.pe/alaic2014/wp-content/uploads/2013/11/vGT18-Huaman-Becerra.pdf

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